Tabla de contenidos
- 1 Una evolución histórica que no empieza en 2025
- 2 ¿Qué cambia legalmente?
- 3 ¿Cuándo se aplicará?
- 4 ¿A qué empresas afecta esta reforma?
- 5 ¿Cómo afecta a la organización del trabajo?
- 6 ¿Qué implicaciones tiene para el trabajador?
- 7 ¿Qué pasos pueden dar las empresas desde ya?
- 8 ¿Cuál es el papel de las asesorías en todo esto?
- 9 Y a partir de aquí, ¿qué sigue?
- 10 Conclusión
Una evolución histórica que no empieza en 2025
La idea de reducir la jornada laboral no es nueva. De hecho, España ya ha recorrido un largo camino: desde las 48 horas semanales en los años 50, se pasó a 44 en los 70 y, finalmente, a 40 horas en 1983, gracias a la reforma impulsada durante el gobierno de Felipe González. Aquella reforma marcó un cambio estructural en la organización del tiempo de trabajo y hoy, cuatro décadas después, estamos ante un nuevo paso en esa dirección.
La reducción a 37,5 horas semanales es una medida impulsada por el actual gobierno como parte del acuerdo entre PSOE y Sumar. No se trata de una medida aislada, sino que forma parte de un paquete de reformas laborales que incluyen también el refuerzo del registro horario obligatorio y la garantía del derecho a la desconexión digital. La intención es clara: adaptar el trabajo a los retos actuales de conciliación, salud mental y sostenibilidad organizativa.
¿Qué cambia legalmente?
El texto aprobado en Consejo de Ministros en mayo de 2025 establece que la jornada ordinaria máxima se reducirá de 40 a 37,5 horas semanales, sin reducción salarial ni pérdida de derechos. Esto implica que los trabajadores que actualmente estén contratados a jornada completa deberán ver ajustado su horario sin que eso suponga una modificación del sueldo.
La nueva jornada supone un máximo de 1.711 horas anuales, lo cual tendrá impacto directo en los contratos laborales, convenios colectivos, planificación de turnos y control horario. Además, se prevé la modificación de los artículos 34 y 35 del Estatuto de los Trabajadores para dar cobertura legal a la nueva normativa.
¿Cuándo se aplicará?
El objetivo del Gobierno es que la nueva jornada esté en vigor antes del 31 de diciembre de 2025. Hasta esa fecha, se concede margen para que los convenios colectivos sectoriales y de empresa puedan adaptarse. Sin embargo, esto no significa que haya que esperar para empezar a planificar. De hecho, las empresas que ya operen con una jornada superior a 37,5 horas deberán preparar ajustes contractuales antes de esa fecha.
El registro horario digital también se verá reforzado. El borrador de la ley incluye sanciones más severas por incumplimientos, y exigirá sistemas que permitan verificar el tiempo trabajado de forma electrónica, accesible y trazable. La Inspección de Trabajo tendrá mayor capacidad para sancionar irregularidades, y se prevé que la falta de adaptación pueda acarrear multas de hasta 10.000 € por trabajador afectado.
¿A qué empresas afecta esta reforma?
La medida tiene un alcance amplio. Se estima que afectará de manera directa a más de 12 millones de trabajadores del sector privado, además de empleados públicos que aún mantienen jornadas de 40 horas. Pero no todas las organizaciones notarán el cambio del mismo modo.
- En sectores donde ya se trabaja por debajo de las 37,5 horas (como educación, banca o sanidad), el impacto será nulo.
- Las empresas con jornadas reducidas voluntarias (por ejemplo, a 35 h semanales) tampoco necesitan hacer ajustes.
- En el caso de contratos a tiempo parcial, habrá que recalcular los coeficientes de parcialidad, ya que se tomarán como referencia las 1.711 horas anuales.
- También afecta a trabajadores con reducción de jornada por cuidado de hijos o familiares, ya que el cálculo de horas se hará en base a la nueva jornada ordinaria.
- Las empresas en situación de ERTE o con personal en excedencia deberán ajustar su documentación y planificación futura a las nuevas condiciones.
Esto obliga a realizar una revisión generalizada de los contratos, modelos de nómina y bases de cotización.
¿Cómo afecta a la organización del trabajo?
Uno de los grandes retos será reorganizar la jornada sin perder productividad. Para muchas pymes, esto implica comprimir tareas, redistribuir funciones o incluso plantearse si pueden permitirse contratar refuerzos. También se verá afectado el diseño de turnos en actividades como limpieza, logística, industria o comercio, donde el personal trabaja en rotaciones ajustadas y cualquier cambio horario impacta en la operativa diaria.
Además, se espera una creciente demanda de soluciones digitales para el control horario, planificación de turnos y gestión de presencia. Empresas que aún no han digitalizado su gestión del tiempo tendrán que hacerlo para evitar sanciones y facilitar auditorías internas o externas.
¿Qué implicaciones tiene para el trabajador?
Desde el punto de vista del empleado, la reforma busca facilitar la conciliación y el descanso. Menos horas de trabajo, teóricamente, permiten un mejor equilibrio entre vida personal y profesional. Ahora bien, todo dependerá de cómo se aplique. Si las empresas no ajustan correctamente sus expectativas o cargas de trabajo, el riesgo es que se intensifiquen las jornadas o se extiendan informalmente sin registrarse.
En sectores donde el trabajo es presencial y con gran carga física, esta medida puede suponer un alivio real. En cambio, en entornos más orientados a objetivos o resultados, el reto será evitar que se mantenga la misma exigencia en menos tiempo. Por eso, muchas organizaciones están revisando no solo sus horarios, sino también sus modelos de evaluación del desempeño.
¿Qué pasos pueden dar las empresas desde ya?
Aunque la norma aún no se ha publicado en el BOE, sí es un hecho político y técnico que marcará el calendario de aquí a final de año. En Garanta, recomendamos empezar a trabajar sobre cinco ejes clave:
- 1. Auditoría interna de jornadas: ¿qué contratos se verán afectados? ¿Qué turnos superan la nueva jornada?
- 2. Planificación económica: analiza el impacto que supondrá pagar lo mismo por menos horas y cómo afectará a márgenes y previsiones.
- 3. Revisión de convenios y acuerdos colectivos: ¿tu convenio ya recoge la reducción? ¿Se prevé una negociación este año?
- 4. Adopción de herramientas de control horario digitales: mejor anticiparse a que la Inspección lo pida por sorpresa.
- 5. Comunicación con equipos: anticiparse al desconcierto evita resistencias y mejora la percepción del cambio.
¿Cuál es el papel de las asesorías en todo esto?
Las asesorías no solo deben informar, sino anticipar, traducir la ley a impacto real y proponer estrategias a medida. En Garanta lo sabemos bien: cada empresa tiene un modelo distinto, y lo que vale para una plantilla de oficina no sirve para un taller mecánico o un comercio local.
En los próximos meses, será clave ofrecer a los clientes simulaciones de impacto, propuestas de reorganización, acompañamiento en la adaptación tecnológica y redacción correcta de nuevos contratos o anexos. Un asesor bien informado puede ahorrar tiempo, dinero y disgustos a cualquier empresario que quiera hacer las cosas bien.
Y a partir de aquí, ¿qué sigue?
Este artículo es solo el comienzo. En la Parte 2 de la Guía Garanta hablaremos de números, estructura de costes, productividad y cómo adaptar la jornada sin disparar gastos ni caer en errores de cálculo. Y en la Parte 3 daremos espacio a las opiniones enfrentadas, los retos reales y las oportunidades estratégicas que este cambio puede traer si se gestiona con inteligencia.
Conclusión
La reforma de la jornada laboral no es solo una cuestión de tiempo, es una cuestión de enfoque. Puedes vivirla como una imposición o como una oportunidad para mejorar tu organización y diferenciarte. Como siempre, en Garanta apostamos por el segundo camino: prepararse con tiempo, con criterio y con el apoyo adecuado.
Porque lo que cambia no es solo el número de horas, sino la forma en la que las gestionas.